
Karina Santos Matiz, de Cartografía Sur, describe el levantamiento de Colombia 2021:
Desde el 28 de abril de 2021, Colombia vivió un hito sin precedentes. Millones de ciudadanos/as de distintas ciudades, pueblos y municipios se dieron cita en las principales calles y plazas del país. Varios sectores sociales, sindicales y organizaciones comunitarias convocaron a un gran paro nacional. Una de las principales razones por las cuales se hizo este llamado, fue el anuncio de la reforma tributaria por parte del gobierno de Iván Duque, luego de una crisis económica que se vivía a nivel mundial a causa de la pandemia por covid-19.
La reforma no fue la única causa por la cual los y las colombianas salieron a las calles indignadas, ya que a esto se sumaban las precarias condiciones a nivel educativo, laboral, social y económico. Y el fracaso de la implementación del proceso de paz firmado en el 2016, en donde el gobierno actual no ha demostrado ninguna voluntad política para avanzar en la infraestructura que se creó para un proceso nacional de reconciliación. El aumento de asesinatos a líderes y lideresas sociales y excombatientes, una nueva ola de masacres y el desplazamiento forzado eran parte del panorama del país.
El estallido social estuvo acompañado de una diversidad de actores en los que se encontraban principalmente jóvenes de distintos sectores sociales, movimiento estudiantil, sindical, docentes, sector artístico, trabajadores, la minga indígena, entre otros. La respuesta tanto del Gobierno Nacional como de los gobiernos locales ante la masiva manifestación de la población, fue el hostigamiento y la violencia desmedida por parte de la fuerza pública. Al no haber ningún tipo de intención de diálogo, las manifestaciones continuaron por dos meses con dos epicentros específicos, Cali y Bogotá.
Las consecuencias de estos meses de levantamiento fueron atroces, dado que en ningún momento cesó la represión, la estigmatización y la violencia en contra de los manifestantes por parte de la fuerza pública. Graves violaciones a los derechos humanos, en el marco de las manifestaciones, fueron registradas desde distintos organismos de derechos humanos y medios alternativos de comunicación. Adicionalmente, dos fenómenos en el marco del paro, demostraron no solo la grave violación a los derechos humanos, sino la crisis democrática que atraviesa Colombia. Por una parte, la desaparición forzada como una estrategia para callar a quienes protestaban. Por otra parte, los civiles armados que disparaban a los/as manifestantes empezaron a convertirse en parte cotidiana del panorama de los puntos de bloqueo.
El paro fue una ventana de oportunidad que encontraron muchos y muchas para demostrar a través del arte, la creatividad, la comunicación alternativa y las agendas políticas, la necesidad de cambiar y transformar el panorama que vive actualmente Colombia en donde la corrupción, la guerra y el empobrecimiento es lo único que ofrece este gobierno y los que han estado históricamente en el poder.
Ya han pasado varios meses desde que se levantó el paro y el Gobierno Nacional solo ha generado algunos programas dirigidos a jóvenes, pero ninguna transformación estructural que dé luces de cambio al panorama que se vive en Colombia actualmente. Los y las colombianas estamos atravesando una crisis social, política y sobre todo humanitaria que exige que nuevos vientos soplen a favor de quienes siempre hemos sido segregados, marginalizados y empobrecidos. Colombia hoy necesita un cambio y los y las jóvenes serán quienes lo protagonicen.
Como forma de expresar nuestra solidaridad con la lucha del pueblo colombiano por la justicia y contra la represión nosotres – un grupo de jóvenes artistas-activistas de Tübingen, kollektiv orangotango – en julio ’21, decidimos pintar un mural en el centro social Epplehaus. Similares signos internacionales de solidaridad se visualizan en el mapa S.O.S Colombia ¡Fuerza, fuerza! No están solxs!, iniciado por nuestras amigas y compañeras Geobrujas.


Apoyado por la Fundación-Rosa-Luxemburg